sábado, agosto 18, 2007

huída

El domingo pasado, después de frustrados intentos por salir de vacaciones aunque fuera unos días, por fin conseguí desconectarme de la ciudad y me lancé con Pato y La Observadora al río.

Escuela abandonada en El Barretal, Tamaulipas

Cargadas con cerveza, hielerita y comida, nos fuimos al Río Corona, en el ejido Miraflores. Como la cosa no pintaba muy bien, de ahí volvimos a agarrar camino y llegamos al Barretal, en Padilla. Ya metidas en la onda de perder el tiempo (al fin domingo) nos paramos a ver la escuela que se encuentra a borde de carretera y que por décadas habíamos pasado con la curiosidad de ver qué onda con el lugar.

Blanca y Paty

Total, que nos colamos, tomamos fotos (aquellas posaron y posaron, divas al fin) y nos reímos como enanas (mientras mis queridas amigas seguían bebiendo, y yo, de conductora resignada, cual es ya costumbre). Después de la mini aventura, seguimos a unas morras muy amables que, en tremendo camionetón (nosotras perdidas hasta en el ejido), nos guiaron hasta el río Purificación donde nos dimos el remojón (mientras la cerveza y el agua seguían corriendo).

Escuela abandonada en El Barretal, Tamaulipas

Buen fin de semana, la verdad, a ver cómo pinta éste.

P.D Para ver las imágenes más grandes, dar clic; o más fotos en mi cuenta de Flickr! Las del río, con una corta...

viernes, agosto 03, 2007

aniversarios

En agosto hay mucho aniversario.

Blanca cumple años el próximo viernes 10.

Y Majo (mi exalumnita) también.

El domingo, la tía Laura.

Mis queridas y temidas tías Paty y Gilda (sin semejanza con Selma y Thelma, que conste), también cumplen años en agosto.

El próximo lunes, además, inicia un nuevo semestre de trabajo académico.

Y el mero 18 de agosto, cumplo un año de trabajar para el gobierno del estado y un año también de esperar a que me paguen.

A ver si para mi primer aniversario como burrócrata ya se apiadan de mí y me empiezan a pagar, que con tanta celebrada nomás no me va a alcanzar pa tanto regalo.

Update: Blanca me ha recordado que también en agosto se cumple un año de haber regresado de Canadá con una sonrisa de pendeja. La sonrisa ya se me quitó, por desgracia y evidentemente, lo pendeja todavía no.