Daniela Mercury

Se suponía que escribiría una extensa y detallada crónica del concierto de ayer de Daniela Mercury en el Teatro Amalia del CCT, pero estoy muy agotada por la mudanza (ando en movimiento desde tempranito). Sólo diré que es una pena que a esta mujer no la hayan llevado a la plaza o a un estadio, me cae que daba para hacer el carnaval de Salvador en Victoria.

Pero bueno… la mujer y su maravilloso equipo de músicos y bailarines, logró lo impensable: que los pinches estirados que conforman la hoguera de las vanidades victoreases se parara a mover el bote en el sacrosanto Amalia (insisto… este espectáculo debió ser en la calleeeee, yo seguiría bailando como poseída, me cae).

En fin, lo disfruté mucho porque me valió madres toda la gente apretada que no se movía ni un milímetro de su asiento y que parecía que estaba escuchando todavía Turandot.

La Mercury deleitó con movimientos, percusiones, guitarras estridentes, ritmos y bailarines deliciosos. Se le entregó a un público reacio a dejarse llevar y los 15 locos, 4 paraguayos y dos brasileiras que estaban en el público obligaron hasta al más apretado a mover el culo, alzar los brazos y girar la cabeza para sentir el carnaval aunque fuera por un ratito.

Al final, nos colamos al backstage donde la Mercury comentó que el próximo año regresa a México, pero ahora sí se viene con todo su equipo de escenarios, plataformas y luces. Estará de ley en Monterrey y es posible que también en el DF y Guadalajara.

Hoy se presenta en Tampico (espero que no sea en el teatro del Metro… ¡¡¡sáquenla a la calle por favor!!!). Vale la pena, me cae que vale la pena.