Éstas son algunas de las interrogantes que me tienen la cabeza como nudo gordiano (a ver quién es el guapo alejandrino que se anima a desfacerlo)
- ¿Por qué, oh, por qué paso tanto tiempo sola y sin hablar?
- Si terminar la tesis me dará paz interior, salud mental y posiblemente un mejor salario ¿Por qué carajos no termino?
- Si las encuestas me rompen la madre, ¿Por qué sigo leyéndolas? (La misma pregunta va para las columnas y editoriales de Milenio, La Jornada, El Universal, Reforma y Excélsior… chinguen a su madre todos).
- ¿Si fliteo todos los hoyitos de la casa, se irán las hormigas o sólo se esconderán por un día? ¿Y si les pongo orines?
- ¿Qué leeré cuando acabe “A sangre fría?
- ¿Por qué desapareció el blog de la Solano? ¿Será que ya no me quiere? ¿Será que ya está harta? ¿Será que se equivocó de botón y le dio clic a donde no era?
- ¿Cuándo, demonios, cuándo levantaré mi trasero para desquelitar el jardín?
- ¿Cómo le hago pa ligarme al vecino de la esquina con la camioneta roja al que ni siquiera le hablo? Estrategia, necesito una estrategia.
- ¿Lorena dijo que llegaba a las 11 o a las 12 de la noche?
- ¿El julano antipeje me quiso decir lo que creo que me dijo? ¡Uy! ¡Atrevido!
- Si contrato el infinitum de prodigy, ¿me alcanzará para los cigarros?
- ¿Por qué escribo estulticias en lugar de seguir con la tesis?
Chale.
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