Esta gente de funtheory.org sí que traen todo. ¡Quiero las escaleras en el edificio donde trabajo"!
Neta que así cualquiera. ¿Será muy caro producir estas cositas en serie?
Esta gente de funtheory.org sí que traen todo. ¡Quiero las escaleras en el edificio donde trabajo"!
Neta que así cualquiera. ¿Será muy caro producir estas cositas en serie?
Estoy aquí, en este hogar que he hecho mío, que he invadido. Me rodeo de objetos y guiños que me arrogo cotidianos. Estoy donde debo estar.
Porque tras horas y horas de incertidumbre, silencios y contenciones, éste es el tipo de cosas que quisiera compartir en la mejor de las compañías.
Me pasé todo el fin de semana a carcajada y carcajada. Aquí iba a publicar las brillantes y ácidas frases que hicieron historia entre la mañana de ayer y la madrugada, por desgracia, por más que intento, no puedo recordarlas, así que
Vale por un listado de frases lúcidas, divertidas, castrosas y verdaderamente geniales.
Cóbrese a quien suscribe.
Porque casi siempre leo como si popurrí.
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En el mundo que habitamos, la distancia no parece ser demasiado importante. A veces, da la impresión de que sólo existe para ser cancelada; como si el espacio fuese una invitación constante al desdén, el rechazo y la negación. Dejó de ser un obstáculo desde que se necesita menos de un segundo para conquistarlo.
Ya no existen “fronteras naturales” ni lugares evidentes que uno debe ocupar. Donde quiera que nos encontremos en un momento dado, no es posible ignorar que podríamos estar en otra parte, de manera que hay cada vez menos razones para hallarnos en un lugar en particular (y de ahí que a veces sentimos un ansia abrumadora de encontrar –de inventar– esa razó). El dicho ingenioso de Pascal se ha transformado en una profecía hecha realidad: vivimos en un círculo extraño cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna (quién sabe si no sucederá al revés).
Todos somos viajeros, al menos en el sentido espiritual. O, como dice Michael Benedikt, “la importancia misma de la situación geográfica en todas las escalas está en tela de juicio. Nos volvemos nómadas… siempre conectados” (Bauman, 2005:103-104)
Monk buried his head in his hands, his mind whirling, ideas beating against him, bruising in their violence. Hester was alone in the clinic with the most terrible disease ever known to man. He would never see her again. He could do nothing to help her. He could not even remember now what were the last words they had said to each other! Did she know how much he loved her, as his wife, his friend, the person without whom he had no purpose and no joy, the one whose belief in him made everything matter, whose approval was a reward in itself, whose happiness created his? (Perry, 2005:193)
Si es verdad, como sostiene Pierre Bourdieu, que “aprendemos con el cuerpo” y que “el orden social se inscribe en el cuerpo a través de esta confrontación permanente, más o menos dramática pero que siempre deja un espacio a la afectividad”, entonces es imperativo que el sociólogo se someta al fuego de la acción in situ, que sitúe en la medida de lo posible todo su organismo, su sensibilidad y su inteligencia en el centro del haz de fuerzas materiales y simbólicas que pretende diseccionar, que se afane por adquirir las apetencias y las competencias que hacen de catalizador en el universo considerado, para penetrar hasta lo más recóndito en esta “relación de presencia en el mundo, de estar en el mundo, en el sentido de pertenecer a él, de estar poseído por él, en el que ni agente ni objeto se plantean como tales” y que, sin embargo, los define como tales y los une por mil vínculos tanto más fuertes cuanto más invisibles. (16)
Un gym (según el término consagrado en los países de habla inglesa) es una institución compleja y polisémica, sobrecargada de funciones y representaciones que no se ofrecen inmediatamente al observador, ni siquiera al buen conocedor del lugar. (Wacquant, 2006: 29)
The door opened, as if Monk had been watching for her. He stood just inside the hall looking thin and ashen-faced, his eyes his eyes shining with joy so intense he could not speak.
Rathbone had planned this –she knew it now– but there was no time even to think of him. She walked straight into Monk’s arms and clung to him so fiercely she must have bruised his body. She felt him shudder, holding on to her with such passion he could scarcely breathe, his tears wetting her face.
It was the rat catcher who softly closed the door, leaving them alone. (Perry, 2005:314)
Censorship has less to do with defining appropriate expression than it does with defining appropriate people. These are those in control and those who question or threaten that control. Because music offers a sense of empowerment against authority, authority feels a need to suppress and control it, lest it be their undoing. In this paradigm, censorship cooks down to its basic ingredients: racism, classism, and elitism. (Nuzum, 2001:6)
Bauman, Zygmunt (1998): La globalización. Consecuencias humanas. México:FCE.
Nuzum, Eric (2001) Parental Advisory. Music censorship in America. New York:Perennial
Perry, Anne (2005): The Shifting Tide. New York:Ballantine Books.
Wacquant, Loïc (2006) Entre las cuerdas. Cuadernos de un aprendiz de boxeador. Buenos Aires:Siglo XXI
“Dime: ¿es posible amar a alguien que no sea tan inteligente como tú?” Caravaggio, al que los efectos de la morfina habían puesto de talante combativo, tenía ganas de discutir. “Eso es algo que me ha preocupado en la mayor parte de mi vida sexual, que, por cierto, empezó –debo anunciar a esta selecta compañía– tarde. Del mismo modo que no conocí el placer sexual de la conversación hasta que estuve casado. Nunca me habían parecido eróticas las palabras. A veces me gusta más, la verdad, hablar que follar. Frases: montones sobre esto, montones sobre aquello y después montones sobre esto otra vez. Lo malo de las palabras es que puedes acabar arrinconándote a ti mismo, mientras que follando no puedes acabar así”.
“[…] ¿Qué edad tienes, Kip?”.
“Veintiséis años.”
“Más que yo.”
“Más que Hana. ¿Podrías enamorarte de ella, si no fuese más inteligente que tú? No quiero decir que sea menos inteligente que tú. Pero, ¿es importante para ti pensar que es más inteligente que tú para enamorarte? Piénsalo. Puede estar obsesionada con el inglés, porque éste sabe más. Cuando hablamos con ese tipo, nos desborda. Ni siquiera sabemos si es inglés. Probablemente no lo sea. Mira, creo que es más fácil enamorarse de él que de ti. ¿Por qué? Porque lo que queremos es saber cosas, cómo encajan las piezas. Los conversadores seducen, las palabras nos arrinconan. Más que ninguna otra cosa, queremos crecer y cambiar. Un mundo feliz.”
Michael Ondaatje. El paciente inglés.
Orlando da Silva explica la historia de Carinhoso, la hermosísima melodía de Pixinguinha con letra de João de Barro. La grabación es de 1973.
Y esta es la preciosísima versión con Marisa Monte (sí, soy fan) acompañada por Paulinho da Viola, y a través de quienes conocí esta canción.
La letra:
Meu coração
Não sei porque
Bate feliz
Quando te vê
E os meus olhos ficam sorrindo
E pelas ruas vão te seguindo
Mas mesmo assim foges de mim
Ah se tu soubesses como eu sou tão carinhoso
E o muito muito que te quero
E como é sincero o meu amor
Eu sei que tu não fugirias mais de mim
Vem vem vem vem
Vem sentir o calor
Dos lábios meus
À procura dos teus
Vem matar essa paixão
Que me devora o coração
E só assim então
Serei feliz bem feliz
El poeta danés, es una preciosa animación, coproducción Canadá-Noruega, surgida de la dirección de Torill Kovel y narrada en la voz de la diva de Bergman, Liv Ullman que en el 2007 ganara el Óscar a mejor corto animado.
La historia nos lleva a reflexionar sobre cómo una serie de eventos sin orden ni lógica aparente, nos llevan a puntos determinantes y cruciales en nuestras vidas.
Después de haber visto la película por varias veces, no queda más que sonreír y pensar en los millones de variaciones de Sigrid Undset que pueden existir y que se presentan en la vida de todos día con día. Va pues. Que venga el destino.
Los ojos de Isolda, de la bella Isolda, se encuentran con los ojos de Tristán, el héroe triste y malherido. Ella mira la mirada de él, los bellos ojos de Tristán, mira esos ojos en tanto son ojos que miran. Lo que ve el sujeto amoroso es, pues, otro sujeto, otra autoconsciencia, que a su vez mira, se expresa. No se ama una forma, un objeto (“sus bellos ojos”), sino una demanda que es, a su vez, una respuesta (“unos ojos que mira”). La mónada se abre porque la otra mónada se abre también. Lo que de ello resulta es una relación: algo que destruye el carácter sustancial de los ojos y el carácter unilateral de la aprehensión formal de los objetos. La relación, la historia -la pasión expresada en términos de relación, de historia- constituye la superación del monadismo solipsista del sujeto erótico y pre-pasional que no alcanza a percibir en el otro aquello que de él, y sólo de él, procede, su mirada. Conocer, en términos relacionales e históricos (entendiendo historia en el sentido, fuerte, de historia amorosa y pasional) consiste en conocer, a la vez, el propio conocimiento del otro y el conocimiento de otro hacia uno mismo, en una acción recíproca que no permite diferencia antecedentes ni consecuentes. En esa visión del otro, en esa visión de la visión que el otro tiene de uno mismo, en ese regreso hacia sí que catapulta un nuevo progreso hacia el otro, se halla el verdadero punto de partida de un conocimiento pasional que, en tanto se produce unilateralmente, no accede al territorio propio de la pasión en-y-para-sí. Si el dato inicial, inmediato, del conocimiento, de la pasión, lo constituye la singular percepción de “los bellos ojos” del otro, puede decirse que la mediación de ese dato, su elaboración, su proceso y su trabajo, lo constituye la respuesta de esos ojos, que no son ciegos, sino expresivos, pasionales a su vez.
El verdadero comienzo del conocimiento y de la pasión es, pues, “unos ojos que miran unos ojos que miran esos ojos”. Lo que el sujeto ve son los ojos que le miran y en tanto le miran. Y no por razón de que le miren a él, o no sólo por esa razón (no por causa de que él sea aquel en quien recae ese favor, esa gracia, esa elección), sino porque al mirarle se expresan: y es esa expresión lo que hace que el sujeto ame y se apasione. Amor y pasión intensificados por razón de que el otro sufre en sí mismo idéntico proceso.
De Eugenio Trías (1991): Tratado de la Pasión. México: CONACULTA/Mondadori. pp 146-147.
Imagen: Tristán e Isolda de William John Waterhouse.
Ayer intenté dormir en la tarde infructuosamente. Entre el teléfono y las visitas, fue imposible. Así que me puse a navegar y a hacer un poquito de coraje porque no tuve trabajo en la oficina y eso significa que podría haber alargado mi fin de semana. Lo bueno fue que me la pasé tirada en la cama.
Por ahí de las 10 de la noche, caí como tabla. Después de dormir más de ocho horas, he amanecido de un humor excelente. Nada, además, como musiquita para mantener los ánimos arriba.
‘Ora sí, bailecito suave y a empezar esta jornada ¡Buenos días!
Después de haber pasado una semana agitada, el fin lo dediqué a flojear y ver películas. Haraganear en youtube y stumbleupon puede ser de lo más gratificante.
Algunos ejemplos:
Pencilmation es el sitio que alberga las animaciones de Ross Bolinger.
La linea (así, sin acento), es una tira realizada por el monero italiano Osvaldo Cavandoli durante los años 70. Es de una sencillez genial, con los fondos cambiando de color acorde con el estado de ánimo del personaje.
PhD Comics. Un descubrimiento de hace un par de años, pero que sigo leyendo. En este comic de Jorge Cham, se narra la vida de unos estudiantes doctorales en una universidad gringa equis. No corresponde exactamente con la vida del estudiante de posgrado mexicano, pero existe similitudes atemorizantemente cercanas.
Por si no fueran suficientes monos, está, por supuesto, gocomics, el portal de un titipuchal de tiras reteconocidas o por conocer. Aquí se pueden encontrar las típicas como Garfield, Calvin y Hobbes, Foxtrot; otras poco conocidas (cuenta con todo una categoría llamada Comic Sherpa con tiras “independientes”) e incluso tienen en su muy sindicado haber una sección en español con monos tan populares por estas latinoamericanas tierras, como Condorito. No conforme con eso, cuentan con una muy bien armada sección de cómic editorial (la mayoría gringos, por supuesto, pero cuenta con un apartado con trabajo de moneros de otras regiones del mundo), desde donde me deleito con el trabajo político-cartoneril del maravilloso Lalo Alcaraz, creador de La Cucaracha (también sindicada vía gocomics).
La escena que va del 3’26” al 5’00”. No creo que se pueda decir tanto con tanta economía.
Big Fish (2003). Película dirigida por Tim Burton. Con Ewan McGregor, Albert Finney, Jessica Lange, Marion Cotillard y otros actores y actrices geniales.
He tenido una semana cansada, muy cansada. Del trabajo a la casa y de vuelta, con breves pausas para comer (algunas veces en la misma oficina) y dormir.
También he perdido mucho el tiempo. Los pocos ratos libres en mi casa los he usado viendo fotos en flickr!, bajando libros, oyendo música y entre lecturas.
He estado leyendo Los detectives salvajes, de R. Bolaño. También me he chutado algunas críticas a sus novelas donde los motes dedicados al autor van de brillante a genio, pasando por émulo de Cortázar (y no quiero hablar de Rayuela porque también). Esto me llevó a pensar que yo estaba mal y que, como si hubiera surgido de email de Katty Marón, lo que pasaba es que yo no leía las cosas como son. Al final decidí arroparme con la actitud maronesca (deben ser cosas de burócratas) y opté por afirmar que los otros están mal, la terquedad e inflexibilidad no me pertenecen y la chida soy yo.
Ergo, enuncio que, para mí, Bolaño es un misógino presuntuoso con buenas habilidades narrativas y una fijación sexual cuasi-adolescente puñeteramente desbordada. Así que me tiene harta. O, por lo menos, las primeras 283 páginas de su novela. Existe, por supuesto, la posibilidad de que me equivoque, pero como ya dije, me vale. La lectora soy yo y que se joda el mundo. Hoy decidí vetar al machín de Bolaño; por lo menos unos días.
He fumado. Mucho. Demasiado. Ahora mismo me queda un cigarro y estoy entre pretender que no pasa nada o lanzarme a la tiendita por otra cajetilla. Pero la primer opción me provoca una ligera ansiedad (¿Y si no me duermo rápido y ya no tengo tabiritos?) y la segunda una rotunda hueva. A ver cuál gana.
Tengo de fondo la televisión prendida. Begnini parlotea en italiano frente a una mujer que vaya usté a saber quién carajos es. No tengo npi de la trama. Y también me vale.
He recibido un par de llamadas de un número que desconozco. En ambas ocasiones e ignorado la llamada. Quien sea que llame, que se identifique: email, sms, voicemsg, juatever; otherwise, nanai que contesto. Avisados puesn.
Espero con alegría el viajecito a la presa. Ya urge. Y otro a Tampico (again).
Tengo la bici abandonada. Es culpa del calor. Odio la caminadora.
Desayuno:
Una botella de agua y tres galletas rellenas de mermelada en la junta furris de hoy (el café ya estaba de guácala y no tomo gaseosas).
Comida:
Dos magníficas tostadas de camarón en el restaurante La Playa (el del estadio). Muchos totopos acompañados de los aderezos deliciosos y picantitos que ahí dan. Una limonada en agua natural tamaño no-te-cabrá-ni-de-broma.
Cena:
Sobras de la semana, a saber: Un puñito de chilaquiles de antier, un poco de frijoles refritos abandonados, poco más de 20 granos de arroz (no los conté, pero me pareció que eran poquísimos) y lo que quedaba de un guiso extraño de pollo con verduras. Un té helado.
Entre comidas:
Un vaso gigante de café con leche bien frío y otro vaso ídem de leche con chocolate.
Urge ir al súper.
Cuando muera, les pido; les exijo, no manden pronunciar misas por el descanso de mi alma. Nada de misas.
Evítenle a mi cuerpo vacío y a mi recuerdo ya en fuga la humillación de la estulta mediocridad de los sermoneros consagrados.
Es desde ya, mi último deseo.
1) Perderme en la Crónica de la Intervención de Juan García Ponce (y renovar el préstamo en la biblioteca).
2) Leer al azar cuentos de La Frontera más distante, de Cristina Rivera Garza (arbitrariamente leer el penúltimo por recomendación).
3) Releer a la Duras, ‘ora que está tan de vuelta ella en mis pláticas aquí, allá y más allá.
4) Pistear como si mañana se acabara el mundo (¡Momento! mañana es posible que se acabe el mundo tal como lo conocemos. ¡A chupar!).
5) Tirarme en mi lindo chaisselon nuevo de paquete, control(es) remoto(s) en mano y aplastarme con los siguientes productos:
a) Ponchipaquete de películas endorfínicas constituido, a saber, por:
Frankie & Johnny (1987), de Liam O’Neill, protagonizada por Al Pacino y Michelle Pfeiffer. Amor romántico entre jodidos, losers y rucos (rucos en el concepto adolescente del término, es decir, más allá de los treinta).
Bella Martha (2001), de Sandra Nettelback, con Martina Gedeck y Sergio Castellitto. La versión original de No reservations. Ésta sí está linda, no como la gringa. Y como bonus, la cocina, la preparación meticulosa de los alimentos. Comer. Beber. Amar (ah, no, ésa es una película china, jeje).
Sabrina (1995), de Sydney Pollack. Remake de la clásica de 1954 con Audrey Hepburn y Humphrey Bogart. Uno de esos escasos ejemplos donde el remake es superior al original. Clasicazo patito feo, pero como dándole lecciones a María la del Barrio. Buena, muy buena adaptación. Con Julia Ormond y Harrison Ford.
An affair to remember (1957), de Leo McCarey. Aquí sí, el melodrama gringo melcochoso a todo lo que da. Protagonizada por Cary Grant y Deborah Kerr. Un crucero, islas del mediterráneo, Nueva York, el Empire State, un accidente, ¡ay, la cita!¡Kleenex, por favor!
La boda de Muriel (1994). Obra maestra de la comedia con tintes de humor negro del australiando P. J. Hogan. Soberbiamente protagonizada por la señora Toni Collette, en el papel de la gorda-ABBA-freak-me-quiero-casar-Muriel que la puso en el mapa. (Ya después vendría el sexto sentido y otros blockbusters, pero ésta es la buena). Hilarante.
Cuando Harry conoció a Sally (1989), de Rob Reiner, con guión de Nora Ephron (la misma de “Tienes un email”, “Hechizada” y “Sleepless in Seattle”. Una ligera mas inteligente comedia que gira alrededor de la pregunta ¿Pueden un hombre y una mujer ser amigos sin que el sexo se interponga en la amistad? La mejor película de Billy Crystal y también la mejor de Meg Ryan (¡sí!, antes de las cirugías). Famosa esta peli también por la muy reconocida escena donde Sally, el personaje de Meg Ryan, finge un orgasmo en un restaurante.
b) Variada selección de botana y munchies. Aceitunas, palomitas, dips, tostitos, chicharrones…
c) Un par de jarras de agua de limón.
d) Tequila, Bailey’s o ya de jodido Rompopito Santa Clara pa acompañar. (No, ya no tomo cerveza).
e) Un paquete de Marlboro lights.
f) Los teléfonos por un lado (de casa y celulares, pa comentar el punto con la banda en sus respectivas).
6) También podría ir a votar el domingo y pasar al Oxxo por mi café de a grapa.
7) Irme a festejar a mis primas las cuatas, que hoy cumplen 11 años (qué manera de hacerla sentir viaja a una shinga’o).
8) No mover un dedo y dormir como si en ello se me fuera la vida.
9) Una linda combinación de todo lo anterior.
Lola es mi sobrina. Nos vemos muy poco y casi podría decir que apenas nos conocemos. A pesar de eso, diría que es una niña muy inteligente y no niego que me cae muy, pero muy bien. Anoche le prometí llevarla a ver a los osos que nacieron hace seis meses en el zoológico de Tamatán. Y eso hicimos.
Lola se apoderó de mi cámara y “disparó” más de cien fotografías. Algunas son maravillosas. Yo calculo haber tomado sólo unas cinco o seis a lo mucho (cuando ella me permitía, muy reticentemente, tomar prestada mi cámara).
Algunas de mis tomas preferidas y una de ella, pa que se conozca el rostro de la futura fotógrafa (dice la tía orgullosa).
A pesar del calor horripilante que me tuvo sudando como puerco (aunque los jabalíes se veían retecampantes en el lodo), fue un día divertido. Muy divertido.
A mí, la neta, el futbol como que no se me da. Y creo que no se me da porque me enojo con facilidad y ya me veo yo mentando madres porque el árbitro, porque el delantero, porque el defensa estúpido no sé qué y terminar cada partido con la gastritis a todo. Pero sí sé que el futbol es algo así como la guadalupana.
De un tiempo para acá también, he aprendido a “medio ver” los partidos de la selección y uno que otro de algún equipo nacional ya sea porque en la oficina me obligan a chutarme los juegos o porque el marido de mi amigaza es fanático del Necaxa (pobre, sufre mucho). Por eso, anoche me sorprendió la noticia de que la FMF se había rasgado las medias con la Conmebol por aquello de los contagios y demás y como consecuencia, México ya no jugará en los próximos torneos sudamericanos de fut.
Por otro lado, ayer en la tarde me entero que nanai, que p’atrás los fílders y que Jalisco e Hidalgo suspenden el regreso a clases hasta el 18 de mayo a cuenta de los nuevos “posibles” casos de contagio de H1N1 en esos estados, muertes incluidas. Pero volvemos a la normalidad, sí señor (!!!).
Aquí en Tamaulipas, mientras tanto, nos morimos de calor. Las temperaturas han rebasado los 40°C y sentimos que nos cocinamos a fuego lento. Con los termómetros reventando, sabemos que vendrán las diarreas, las deshidrataciones y el dengue tomará fuerza (porque tampoco tardan en llegar las lluvias típicas de mayo). Hace sólo dos años, me alcanzó el mosquito y recuerdo diez días tumbada en cama sin poder abrir los ojos y el dolor en el cuerpo característicos de esta enfermedad. El dengue en el estado, tan sólo en lo que va de este año, lleva 106 casos confirmados a diferencia de la influenza humana, que lleva uno. Eso sí que es una goliza, me cae.
Por si el ambiente no estuviera ya cargado de un denso miedo, empezaron las campañas electorales, que la neta sí que provocan pavor. Los candidatos a diputados federales en el estado se han lanzado al ruedo armados de las mismas estrategias paupérrimas y arcaicas de siempre, disfrazadas de “coolness” y buenaondez pa esconder la ausencia de plataformas y propuestas políticas, consiguiendo con ello que me den más escalofríos que por las contingencias sanitarias.
Y así llega este sábado. Y yo le digo a la Solano en conferencia matutina y amodorrada que si no va a tener jale porque Guadalajara ha vuelto a cerrarse (¿o se abrió?), pos que se lance para acá después de los festejos matriarcales a probar la calidez tamaulipeca que está en su mero punto. Es en estos momentos cuando más se necesita una hermana con quien reír a lo baboso, cantar como si fuéramos entonaditas y abrazarse con jarto cariño para contagiarse de alegría de vivir.
P.D. La bicla tiene dos días aventada en la sala porque ni loca me voy pedaleando a la oficina con estos calores. A ver si ‘ora sí se me hace salir un rato en la tarde.
Hoy salgo a la tienda de la esquina a comprar cigarros. El sol, como siempre en el pueblo, es inclemente y apenas es mediodía. La ciudad se mueve a ritmo de domingo con breves intermezzos de shopping acelerado, empanicado y protegido por cubrebocas.
Los días anteriores, los he pasado, contra todo pronóstico, en compañía de los amigos. Blanca y Parker se dejaron caer desde Zacatecas, haciendo caso omiso de las alertas y recomendaciones en contra de las movilizaciones; y los días se nos fueron en letargos, risas y abrazos (de nuevo, contra todas las recomendaciones). El sábado de plano nos fuimos a la playa junto a Paco y al buen Eliot. Y allí, hicimos exactamente lo mismo: Nada. Viendo el mar tamaulipeco, la bravura de sus olas y la abundancia de conchitas en la orilla, me dio por pensar que no quiero que esta playa sea un “resort” de mega lujo. Es tan básica la infraestructura que es perfecta. No hay señal de celular, el lugar está bastante decente con sus palapitas y restaurancitos playeros y el campo de cría de tortugas lora a unos pasos, que no me lo quiero imaginar lleno de turistas gringos, canadienses y regios explorando algún mall o tumbando la panza al sol. Pero eso sí que ya es otra historia.
Las novedades en estos días son nulas. Entre la danza de los números de la epidemia y las lecturas apocalípticas poco hay qué contar. Así que nos solazamos en la más ligera estulticia y el chismorreo.
Me emociona, por ejemplo, haber leído casi de un tirón “Ángeles del abismo” de Enrique Serna, jocosa novela histórica que recomendó la Rivera Garza para su próximo taller a realizarse en el pueblo (que vaya usté a saber si al final se realizará por aquello de los flujos en suspenso). Entre cánulas, ídolos y milagreros, no pude dejar de pensar que las cosas poco han cambiado en siglos y siglos. Se esconden verdades, se proclaman mentiras y al final se joden los que siempre se han jodido. Y el miedo, oh, sí, siempre el miedo presente.
Me divierte también, empezarle a agarrarle gusto a la twitteada. Ya descubrí que el Kabe también se ha enganchado con este rollo. Sé que si me rigieran los ciclos laborales no tendría sesos ni tiempo pa dedicarme a leer los mensajes de Ashton Kutcher o de Michael Moore sobre lo que sea que se les ocurra (por cierto, cómo me gusta el A. Lajous), ni andaría fantaseando con tener un telefonito de esos rete nice para hacer live broadcasting desde ustream como el mentado Kutcher o la oficina de presidencia de la república.
Mientras escribo, la influenza sigue su curso. Justo en estos momentos me llega, oh tan oportuna, la invitación de Samsung a proteger mi familia comprando alguna de sus lavadoras con tecnología Silver Nano que mantienen mi ropa libre de bacterias en al eliminarlas casi en su totalidad… ¡incluso con agua fría!
Pero eso no es nada. El gobierno federal ha dicho, que podemos volver a “la vida cotidiana”. Regresaremos a nuestros trabajos, a nuestras escuelas, pero eso sí, siguiendo las reglas del flamantito manual que indica que debo lavarme las manos obsesivamente, usar cantidades industriales de gel antibacterial y alcohol sobre cada centímetro de superficie que me rodee, no toser, escupir y demás lindezas estilo Reynoso, y no acercarme a la gente más allá de 2 metros de distancia. ¡Ja! Pues que se pudra el manual, que yo no pienso dejar de abrazar, besar y tocar a mis semejantes (claro que si los semejantes corresponden, ofcors, tampoco se trata de andar toqueteando a medio mundo nomás porque sí). Odiaría volverme distante por temor a contagios, pero me temo que el daño está hecho. La raza tiene miedo al contacto. Lo veo, lo percibo y me da una tristeza enorme.
El miércoles estaré de vuelta en el trabajo y pospondré una vez más mis lecturas para otro momento, seguiré añorando los viajes que no he hecho y extrañando a los amores que viven lejos. Eso sí, Telmex se va a chingar un rato. He hablado tanto por teléfono que seguro se arrepiente de su paquete ilimitado de largas distancias.
P.D ¡Feliz cumpleaños Zazila y Sylvie! Feliz cumpleaños. Abacho.