1) Perderme en la Crónica de la Intervención de Juan García Ponce (y renovar el préstamo en la biblioteca).
2) Leer al azar cuentos de La Frontera más distante, de Cristina Rivera Garza (arbitrariamente leer el penúltimo por recomendación).
3) Releer a la Duras, ‘ora que está tan de vuelta ella en mis pláticas aquí, allá y más allá.
4) Pistear como si mañana se acabara el mundo (¡Momento! mañana es posible que se acabe el mundo tal como lo conocemos. ¡A chupar!).
5) Tirarme en mi lindo chaisselon nuevo de paquete, control(es) remoto(s) en mano y aplastarme con los siguientes productos:
a) Ponchipaquete de películas endorfínicas constituido, a saber, por:
Frankie & Johnny (1987), de Liam O’Neill, protagonizada por Al Pacino y Michelle Pfeiffer. Amor romántico entre jodidos, losers y rucos (rucos en el concepto adolescente del término, es decir, más allá de los treinta).
Bella Martha (2001), de Sandra Nettelback, con Martina Gedeck y Sergio Castellitto. La versión original de No reservations. Ésta sí está linda, no como la gringa. Y como bonus, la cocina, la preparación meticulosa de los alimentos. Comer. Beber. Amar (ah, no, ésa es una película china, jeje).
Sabrina (1995), de Sydney Pollack. Remake de la clásica de 1954 con Audrey Hepburn y Humphrey Bogart. Uno de esos escasos ejemplos donde el remake es superior al original. Clasicazo patito feo, pero como dándole lecciones a María la del Barrio. Buena, muy buena adaptación. Con Julia Ormond y Harrison Ford.
An affair to remember (1957), de Leo McCarey. Aquí sí, el melodrama gringo melcochoso a todo lo que da. Protagonizada por Cary Grant y Deborah Kerr. Un crucero, islas del mediterráneo, Nueva York, el Empire State, un accidente, ¡ay, la cita!¡Kleenex, por favor!
La boda de Muriel (1994). Obra maestra de la comedia con tintes de humor negro del australiando P. J. Hogan. Soberbiamente protagonizada por la señora Toni Collette, en el papel de la gorda-ABBA-freak-me-quiero-casar-Muriel que la puso en el mapa. (Ya después vendría el sexto sentido y otros blockbusters, pero ésta es la buena). Hilarante.
Cuando Harry conoció a Sally (1989), de Rob Reiner, con guión de Nora Ephron (la misma de “Tienes un email”, “Hechizada” y “Sleepless in Seattle”. Una ligera mas inteligente comedia que gira alrededor de la pregunta ¿Pueden un hombre y una mujer ser amigos sin que el sexo se interponga en la amistad? La mejor película de Billy Crystal y también la mejor de Meg Ryan (¡sí!, antes de las cirugías). Famosa esta peli también por la muy reconocida escena donde Sally, el personaje de Meg Ryan, finge un orgasmo en un restaurante.
b) Variada selección de botana y munchies. Aceitunas, palomitas, dips, tostitos, chicharrones…
c) Un par de jarras de agua de limón.
d) Tequila, Bailey’s o ya de jodido Rompopito Santa Clara pa acompañar. (No, ya no tomo cerveza).
e) Un paquete de Marlboro lights.
f) Los teléfonos por un lado (de casa y celulares, pa comentar el punto con la banda en sus respectivas).
6) También podría ir a votar el domingo y pasar al Oxxo por mi café de a grapa.
7) Irme a festejar a mis primas las cuatas, que hoy cumplen 11 años (qué manera de hacerla sentir viaja a una shinga’o).
8) No mover un dedo y dormir como si en ello se me fuera la vida.
9) Una linda combinación de todo lo anterior.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario