viernes, junio 30, 2006

Evasiones

Sé que estoy totalmente fuera de lugar…
Lo sé. Lo sé, no me lo tienen qué decir. Pero apenas es viernes y el suspense me está matando.
Con los nervios de punta y sin poder hacer nada (ni siquiera ir a votar el domingo, ¡ay!), tengo que entretener mi cabecita en otros menesteres pa que no me lleve la desgracia con el pensar y pensar y pensar y pensar qué sucederá en las elecciones.
Mañana sábado, me largo a Ottawa a las celebraciones del día nacional de Canadá y regreso el domingo. Pero eso es mañana… hoy, entre lecturas sobre censura en la música, entre pequeños párrafos logrados a punta de agua, refresco, cigarro y pláticas; descubro un librito muy interesante y ¡zaz!, que me engancho y que me enamoro…
Con ustedes, Gilles Vigneault, artista canadiense.

Il n’est pas inutile
de rêver deux fois
le même rêve,
mais il est indispensable
de se réveiller entre les deux.

Un arbre
Un arbre qui demande l’heure
Ne comprend pas qu’il est midi
Sa semaine a quatre jeudis
El l’univers est sa demeure

Répondez qu¿il est déjà tard
Pour ce qui reste de la terre
Et qu¿il n’est pas temps de se taire
Et qu’on entend de toutes parts

Sonner la glas de la Nature
Dans l’eau, dans l’air et sous nos pas
Que l’homme assiste à son trépas
Le nez plongé dans ses ordures

Un oiseau seul dans ses hauteurs
Demande l’heure à l’Arbre, à l’Homme.
L’Homme se tait. L’Arbre se nomme.
Un caillou s’enfuit, pris de peur…

Qu’on le prenne pour une pomme
P.S. Y para agregarle más sabor al caldo, se murió la mamá de Fox, éste último anda haciendo declaraciones sospechosistas en diarios franchutes y Ebrard de casa con la Mariagna Prats... ¿Qué pasaaaaaa? ¡Ay! como diría kabeza en un post de la zazil... tic tac tic tac

domingo, junio 25, 2006

¿Quién diablos es Juana Molina?

Bueno, si estuviera en México, mi gran duda sería por quién votar en pocos días; pero como la distancia me obliga a conformarme con las decisiones de los demás, pos entonces me pregunto:

¿Alguien sabe quién es Juana Molina? Acá en los Canadases la pintan como que muy chipocleited, como que la mera onda, la hija perdida de Björk con Bono, la voz de la América Latina desde Buenos Ángeles, CA. Y yo en la ignorancia total. Quesque argentina, quesque muy reconocida en los yunaited y las europas… y nadie me la había presentado.

Escuché dos temas de ella (“Rara” y “No es tan cierto”) y todavía me pregunto… qué rollo con esta morra (como dirían en Guanatos) y a eso le agrego… si esta comadre es la mega onda, ¿qué le falta a mi querida Dani pa hacerse de los billetes grandes y el reconocimiento? Aigsh

Conteo rápido.

  • 1) Dos fiestas con motivo del día del día de St. Jean Baptiste.
  • 2) En la reunión del parque de la village de la rivière Rouge: 15 francoparlantes, 1 belga, 1 holandés, 3 angloparlantes, 1 española, 1 francoitalocanadiense (Luiza), 2 filipinas, 1 mexicana, 6 niños (agréguense a los francoparlantes), 2 perros y 1 rana.
  • 3) Dos hamburguesas (pequeñas), una ensalada de coditos, una ensalada verde, un pastel de zanahoria con nieve de vainilla y fresas y una pepsi de cena en la fiesta del Gliding Club.
  • 4) Cero hombres guapos y “available” en ambas fiestas.
  • 5) Dos párrafos de avance en la tesis.
  • 6) Cinco cigarros fumados en el día.
  • 7) Total de horas de diversión: 2.5 (las del parque en la montaña)
  • 8) Total de horas de aburrimiento: 3 (las del Gliding Club, f-i-a-s-c-o)

9) Ganas de volver al Gliding club a socializar: Cero

10) Nivel de stress por las próximas elecciones que nomás voy a mirar de lejos: 90%

miércoles, junio 21, 2006

Aquí como allá...

Pues parece el cielo, pero nope, es igualito que en todos lados. No he escrito en varios días porque la verdad no he tenido mucho de qué escribir. La gran bondad de estar en suelo canadiense es que no tengo que sufrir los calores de Vicky Ranch, me cae.

Pasar el verano en una cabaña en las montañas puede sonar paradisíaco pero nanai. Puede llegar a ser extremadamente aburrido y más si se es como yo una asquerosa rata de ciudad (de ciudad chica, pero de todas formas ciudad). Empiezo a extrañar ver gente, hablar en español y ver la tele. No sólo eso, sino que tengo unas ganas impresionantes de ver gente joven. Y cuando digo joven, no me pongo requisitosa; de cuarenta y cinco pa abajo me conformo. Cerca de aquí, el único chamacón es Jason que le corta el pasto a Luiza de vez en cuando y debe tener como 28 o 30, los demás andan de 55 para arriba.

He dedicado mis días a leer cuanta literatura barata y cara me he encontrado (y la tesis? Bien, gracias). Estuvimos en Ottawa y descubrí la maravilla de las “nearly new shops” donde metes en una bolsa de plástico cuanto libro quepa por 3 dolarucos; además de las librerías de viejo, donde por unos pocos dólares también se consiguen textos bastante accesibles en precio. El chiste radica en la búsqueda del material. Así que me he agenciado unas dos docenas de librejos por muy poca lana. Van desde la típica novela decimonónica dickensiana, pasando por dos o tres novelitas light, hasta libros de comunicación.

Ahora me encuentro atorada con “Waiting to exhale” y mañana seguro le hincaré el diente a Yo! de Julia Álvarez.

Así que, a ver qué pasa. El sábado es día de St Jean Baptiste que se celebra como fiesta nacional en Québec y habrá una pequeña reunión en el parque. Iré a comer hot dogs y si se puede, me embriagaré un poco pa variar la cosa.

Por lo pronto, Ottawa es la ciudad capital más verde que he visto en mi vida.

P.D. No vi el partido, pero ya me enteré de la cagada. Aigsh, lo peor es que ya me lo imaginaba…

viernes, junio 16, 2006

Sueños y Omega

Desde que llegué, no he dormido bien en las noches. Sospecho que es el colchón. En las mañanas despierto y recuerdo casi perfectamente lo que soñé. Lo malo del asunto, es que los sueños no son muy placenteros que digamos. Las historias varían mucho; desde los gatos diabólicos en carrera hacia no sé dónde, pasando por Rossana diciéndome que no a una entrega de la tesis, hasta las hijas de mis amigas en situaciones bastante desagradables que no pienso repetir. Si alguien tiene alguna sugerencia para remediar esto, lo agradeceré infinitamente. Cambiar el colchón es imposible...
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Sin embargo, ayer el día amaneció hermoso. El sol por todos lados, reflejando como espejito los árboles en el lago. Así que, nos fuimos a Montebello, un pueblo como a una hora de aquí, que solía ser lo que en México conocemos como haciendas. El château de Montebello era la casa del “señor”, con la particularidad de que ésta está construida sólo con troncos. Enorme y de madera pintada de negro y rojo.

Pero, la diversión empezó a cuatro kilómetros de ahí, en el parque Omega. Una reserva tipo Africam Safari donde los animales se pasean casi en total libertad, con la salvedad de que son especies naturales del Canadá. Me divertí de lo lindo dándoles zanahorias a los animales y tomando fotos.


Lobito, lindo lobitooooo.  Posted by Picasa

Cosha! Cosha hermosha! chusicushigüishi!!! Esta familia de mapaches es para Kitano. Besos Kita! coshas lindash!!! Posted by Picasa

Reposando después de comer... Posted by Picasa

A este compadre, por más aspavientos que hicimos, no hicimos que se moviera. Lo más que conseguimos, fue esta mirada displicente. Están lo que tienen hueva y los que tienen clase... Posted by Picasa

Bueno, algunos animales se acercaban peligrosamente al carro, as� que a dejar el vidrio arriba por si las moscas (o en este caso, por si los bisontes). Posted by Picasa

miércoles, junio 14, 2006


Alumnos de una de las varias escuelas de rafting sobre la riviere Rouge Posted by Picasa

un pescador a la orilla del río Posted by Picasa

A petición de Zazil, más fotos. Por lo pronto, unos lindos venaditos en el camino de la montaña pal pueblo. Posted by Picasa

¡Amáááá, ya llegué!

Er… este, pos ya llegué. Ya estoy en Canadá, instalada en una chidísima cabaña frente a un lago en la Village de la rivière Rouge, una población pequeñísima en las montañas que atraviesa el Río Rojo (de ahí lo de rivière Rouge; por cierto, los francófonos no se me pongan muy picudos con la ortografía que está rete difícil).
Siento mucho que se hayan preocupado por nuestra prolongada ausencia cibernética. Gracias por los emails, los mensajitos en el tagboard y las entradas en sus respectivos blogs preguntándose si ya nos había cargado el payaso, el yeti canadiense, el chupacabras o si de plano estábamos en la mega hueva o de súperligue.

Estuvimos en Danbury, CT buscando al papá de Maru, pero por desgracia no coincidimos. Así que nos metimos a una librería Borders para relajarnos un poco. Salimos de ahí contentas y mojadas (llovía muy fuerte) y decidimos comer en un diner que encontramos. Mientras pensábamos toparnos con el American Way of Life en todo su esplendor, nos tropezamos en su lugar con un diner propiedad de una familia de mexicanos, así que, tuvimos servicio de primera (y Luiza comió quesadillas de pollo con salsa).

A pocas millas de Boston la lluvia nos detuvo y paramos a dormir. Al día siguiente, nos encontramos con Anita y Henri Theunissen, amigos holandeses de Luiza, y nos quedamos con ellos en su casa en un suburbio muy acá de Boston. Las casas increíbles y nuestros anfitriones de lujo. Esa misma tarde, nos llevaron a dar una caminada por el centro de la ciudad y al trabajo de Henri en el Cambridge Science Center, ¡o seaaaaaaa!, yo babeando. Cenamos en casa y después de un par de tintos, platicamos hasta medianoche. Muy chido.

El lunes en la mañana, dejamos a nuestros amigos y nos dirigimos de nuevo a Cambridge para visitar Harvard. Paseamos por sus jardines, entramos al Museo de Historia Natural por circunstancias inesperadas, vimos los preparativos para la gradución de la Escuela de Leyes, tomamos fotos, vimos gente. Lo típico.

Y de ahí, de vuelta a la carretera. Si bien nuestro viaje tuvo un inesperado “delay”, llegamos a salvo a casa. Ya estamos aquí. Después de más de 7 mil kilómetros de carretera; después de atravesar parte de Tamaulipas, Texas, Louisiana, Mississippi, Alabama, Florida, Georgia, South Carolina, North Carolina, Virginia, Washington DC, Delaware, Pennsilvania, Connecticut, New York, Massachussets, Vermont, Ontario y Québec llegamos a nuestro destino.

Ya escribiré sobre lo que he visto de Canadá. Eso sí, apenas hoy conectaron el teléfono, por eso no había escrito.

viernes, junio 02, 2006

Puebleando hasta Canadá V.

Día 6. Mayo 31. De tumbas y tumbos.

Temprano por la mañana visitamos el famoso cementerio de Savannah. El pequeño panteón alberga los restos de algunos famosos en la historia del lugar con tumbas que datan de finales del siglo XVIII hasta finales del siglo XIX.

Antes de entrar al lugar, desayunamos frugalmente un bagels con queso crema en una banca fuera del camposanto mientras disfrutábamos de la vista tranquila y relajante de la calle y sus paseantes.

Después de nuestra semitétrica visita, dimos un rol por la zona sur del centro histórico. Algunas casas en Gaston Street son impresionantes. Sin embargo, tan pronto como se cruza Gwynett Street, se puede atisbar a la vida cotidiana de los habitantes de esta ciudad, “the real thing” digamos, en donde ni todas las casas son impresionantes y donde no necesariamente todo es lindo.

Para salir de Savannah, cruzamos el puente del río que nos lleva de Georgia con dirección a South Carolina. Después de una breve confusión en los anillos periféricos, logramos salir de ahí. Sin mayores contratiempos, manejamos por varias horas hasta que paramos en Fayettesville, North Carolina; una población relativamente interesante para los amantes de la Historia de la Guerra Civil norteamericana y de la que sólo conocimos el Motel 6 y la gasolinera. Y ahí pasamos la noche…



Día 7. Junio 1. It Was A Dark And Stormy Night...

Temprano en la mañana abandonamos Fayettesville. Nuestro objetivo estaba puesto en Philadelphia donde supuestamente veríamos a Paty. Cruzamos varios estados y le sacamos la vuelta a varias ciudades importantes como Alexandria, Washington D.C y Baltimore. Los atascos en la carretera fueron impresionantes. Paramos en un Wal-Mart (a cultural experience, dice Luiza) y compramos comida que engullimos tranquilamente en un área de descanso a unos 20 millas de Washington D.C.

Conforme nos acercábamos a las grandes ciudades, los carros disminuían su velocidad paulatinamente. Lentamente, con la calma que sólo las grandes ciudades y enormes arterias urbanas conocen, nos alejábamos de ellas a través de autopistas, túneles, puentes.

Llegamos a Philadelphia. Buscamos un lugar dónde pasar la noche sólo para descubrir que no había nada cerca de la ciudad. Terminamos en un pueblito llamado Pottstown al noroeste de nuestro destino. Agotadas, medio frustradas por la búsqueda, decidimos ir a comprar una cerveza para beberla antes de dormir y por supuesto, perdernos en medio de “a dark and stormy night”. Las imágenes de los pequeños pueblitos por donde deambulábamos completamente perdidas casi a la medianoche, parecían sacados de una novela de misterio o de una película de Tim Burton. Por fin, y con la pena, Luiza se bajó (con tremendo chubasco encima) a preguntar en una casa que mostraba movimiento la dirección de vuelta a la civilización. Y todavía no teníamos cerveza.

Mientras la tormenta arreciaba, descubrimos un restaurante donde compramos una “caguama” y por fin, después de dos o tres vueltas más en total desconcierto y desorientación, llegamos, exhaustas, a nuestro hotel (6, de nuevo) en Pottstown. Allí, nos bebimos nuestro alcohol, mientras veíamos Law & Order. CI. Ni me acuerdo a qué hora cerré los ojos, lo bueno es que programamos la tele para que se apagara…

Día 8. Junio 2. Quakerlandia.


Pennsylvania es un estado cuáquero. Hay incluso un pueblo llamado Quakertown. En los suburbios de Philadelphia, es posible ver pueblos llamados Plymouth Meeting, y en los folletos sobre la región, la presencia cuáquera es indiscutible; no por nada, la Junta de Philadelphia es de las más importantes en el mundo, tanto así, que tres juntas mensuales de los cuáqueros (o amigos), se muestran en los mapas de Rand McNally de Philadelphia.





Vimos a Paty brevemente en el mall de Plymouth Meeting. De ahí en adelante, carretera de nuevo. Pensábamos cruzar Pennsylvania y una parte del estado de Nueva York (sacándole la vuelta a la Gran Manzana, por aquello del tráfico). Sin embargo, a sólo unas millas de la frontera de Pennsylvania con Nueva York, ¡madres!, un accidente muy grave nos detuvo por más de hora y media en Matamoras (es neta!, así se llama!) (recorrimos una milla en aproximadamente una hora). Luiza sugirió que nos quedáramos aquí y así lo hicimos. Cenamos en un diner de esos que datan de 1os años 50 mientras veíamos cómo, poco a poco, los carros empezaban a circular muy lentamente… Mañana, esperamos cruzar el río Hudson.