jueves, agosto 13, 2009

devaneos

He tenido una semana cansada, muy cansada. Del trabajo a la casa y de vuelta, con breves pausas para comer (algunas veces en la misma oficina) y dormir.

También he perdido mucho el tiempo. Los pocos ratos libres en mi casa los he usado viendo fotos en flickr!, bajando libros, oyendo música y entre lecturas.

He estado leyendo Los detectives salvajes, de R. Bolaño. También me he chutado algunas críticas a sus novelas donde los motes dedicados al autor van de brillante a genio, pasando por émulo de Cortázar (y no quiero hablar de Rayuela porque también). Esto me llevó a pensar que yo estaba mal y que, como si hubiera surgido de email de Katty Marón, lo que pasaba es que yo no leía las cosas como son. Al final decidí arroparme con la actitud maronesca (deben ser cosas de burócratas) y opté por afirmar que los otros están mal, la terquedad e inflexibilidad no me pertenecen y la chida soy yo.

Ergo, enuncio que, para mí, Bolaño es un misógino presuntuoso con buenas habilidades narrativas y una fijación sexual cuasi-adolescente puñeteramente desbordada. Así que me tiene harta. O, por lo menos, las primeras 283 páginas de su novela. Existe, por supuesto, la posibilidad de que me equivoque, pero como ya dije, me vale. La lectora soy yo y que se joda el mundo. Hoy decidí vetar al machín de Bolaño; por lo menos unos días.

He fumado. Mucho. Demasiado. Ahora mismo me queda un cigarro y estoy entre pretender que no pasa nada o lanzarme a la tiendita por otra cajetilla. Pero la primer opción me provoca una ligera ansiedad (¿Y si no me duermo rápido y ya no tengo tabiritos?) y la segunda una rotunda hueva. A ver cuál gana.

Tengo de fondo la televisión prendida. Begnini parlotea en italiano frente a una mujer que vaya usté a saber quién carajos es. No tengo npi de la trama. Y también me vale.

He recibido un par de llamadas de un número que desconozco. En ambas ocasiones e ignorado la llamada. Quien sea que llame, que se identifique: email, sms, voicemsg, juatever; otherwise, nanai que contesto. Avisados puesn.

Espero con alegría el viajecito a la presa. Ya urge. Y otro a Tampico (again).

Tengo la bici abandonada. Es culpa del calor. Odio la caminadora.

3 comentarios:

La Observadora dijo...

este!... bueno de perdido escribiste en el blog. jejeje.

Hulk dijo...

Chale, también yo la abandoné más o menos a la mitad. De hará cosa de cuatro meses.


Abrazos muchos.

Hulk dijo...

Quise decir: "de eso..."