En este momento cuento cuatro persona que no viven en este hogar trajinando, llevando y trayendo. El ruido del mototaladro haciendo lo suyo bajo las experimentadas manos del señor Toño, nuestro albañil de toda la vida, quien justo colocará un nuevo cuadro de mi hermano en la pared grande de la sala; Andrea limpiando aquí y allá, su hija escabulléndose y apareciendo repentina y silenciosamente en lugares inesperados. Mi madre girando instrucciones en un idioma que suena a español mexicano tamaulipeco, pero que no alcanzo a comprender: "hay que comprar unos empaques planos para los vástagos de las llaves" y expresiones similares.Yo (que soy inútil e ignorante en cuestiones de reparaciones domésticas) quiero encerrarme en mi cuarto, lo que es imposible, porque en cuanto termine el señor Toño con el cuadro, continuará sus tareas cubriendo el boquete del viejo aire acondicionado que está en mi cuarto, de ahí seguirá con las goteras, las boquillas del piso de la regadera e ignoro cuántos "detallitos" más que ya pesan en esta casa.Por si alguien todavía lo dudaba, lo reafirmo: Soy un hongo antisocial. Quiero estar sola en mi hogar con toda su quietud y silencios. Pues eso.
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