martes, mayo 27, 2008

Vida de/con hámster. 4

Lupe y yo nos estamos acostumbrando a convivir cerca una (o) de la otra. Ya se le ve bastante a gusto en la casita, corre, se duerme, escarba, esconde semillas, las busca, las come con avidez.

Lo único que me preocupa es que parece tener serios conflictos de identidad. Como que no se da cuenta que es un hámster.

De repente, le da por ser castor, y se come el aserrín, pedacito a pedacito. Luego, le entran ímpetus de primate y le da por colgarse de las barritas de la casa y escalar hasta el techo.

Por si esto no fuera poco, en ocasiones pareciera tener delirio de persecución y ataques epilépticos.

Pobre animalillo, tenía que caer justo conmigo. (Y yo con él).

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