Lo único que me preocupa es que parece tener serios conflictos de identidad. Como que no se da cuenta que es un hámster.

De repente, le da por ser castor, y se come el aserrín, pedacito a pedacito. Luego, le entran ímpetus de primate y le da por colgarse de las barritas de la casa y escalar hasta el techo.
Por si esto no fuera poco, en ocasiones pareciera tener delirio de persecución y ataques epilépticos.
Pobre animalillo, tenía que caer justo conmigo. (Y yo con él).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario