Lupe amaneció con un ojito cerrado. Me preocupa. Lo veo demasiado tranquilo y no sé qué hacer. Hacia el mediodía abre por fin el ojo y me tranquilizo.
Paso la tarde con Lupe. Le provoco para tener un algo de interacción. Eso de no poder tocar al animalito porque me muerde me trae un poco desesperada. Le veo por minutos y minutos, me hace reír (involuntariamente, por supuesto). He quitado el techo de la casa pata verlo mejor. Se subió por menos de 15 segundos a la rueda, aunque no avanzó ni tres pasos.
1 comentario:
Viéndolo bien no está tan mal el nombre...
Yo conozco una Lupe que apenas te le acercas y amenaza con morder.
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