Doña Francisca vende nopales.
Es domingo. Hay tianguis y entre los puestos de este pequeño mercado rodante se sienta Francisca Pérez. Toma las pencas del nopal y con un cuchillo, corta rápida y finamamente el nopal en trocitos.
Ella es de Gómez Farías pero "me vine a Tampico porque una hija mía quería trabajar en tiendas, de cajera, así que nos vinimos para acá". La acompaña su hijo, un hombre de alrededor de cuarenta años, bien parecido, callado.
Francisca habla y habla mientras convierte en picadillo las hojas ya sin espinas. Las deja caer en una palangana frente a ella. De dos en dos. Pica y pica. Allá en Gómez Farías tiene su solar, que le cuida su hermano. Ya no van seguido, pero sí ha ido y ha visto los cambios.
"En El Cielo están construyendo un parque. Es muy grande. El que cuida nos dejó pasar a ver. Tiene unos baños muy bonitos, porque ahí nos dejó ver. Los baños son muy grandes y muy bonitos". Pero ya no se piensa regresar para allá. Es muy caro ir a comprar los víveres. Cada ida del camión son por lo menos cien pesos y aquí en la ciudad pues es más barato.
Sí, se vinieron para acá por su hija, que quería ser cajera. Toma el nopal picado y lo echa en una bolsita de plástico. Bolsitas de cinco y diez pesos. Francisca está todos los domingos en este mercado, y supongo en otros puntos de la ciudad en diferentes días de la semana. Francisca se ha quedado a vivir en la urbe, su hija ya no vive con ella. Se ido a los Estados Unidos.
1 comentario:
bien por las aspiraciones de la hija, va migrando...
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