viernes, febrero 24, 2006

Consumida

No es mi semana. He llorado a mares. Discutí con mi padre por una tontería y lloré desconsolada todo el día. Ni a trabajar fui.
Fui a ver a Rodolfo actuar en el monólogo “De camino al concierto” y algunas frases del texto de Marcela del Río me mojaron los ojos. En la cineteca, algunas escenas de “Gente de Roma” de Ettore Scola provocaron el mismo efecto.
Ayer vi la competencia de patinaje sobre hielo en Turín 2006 y la japonesa Arakawa me sacó lágrimas. Hoy vi la gala y me sucedió lo mismo al escuchar el Stradivarius de Edvin Marton junto a la interpretación de Plushenko. Lloro si leo, lloro mientras cocino.
Escucho música y no me puedo controlar. No importa si son los Ángeles Azules, Ely Guerra, Rubén Rada, María Rita o James Blunt. El resultado es siempre el mismo: termino con la cara mojada y gimoteando como niña pequeña.
Me consume la tristeza.

2 comentarios:

Shophie Kowalski dijo...

Te va a bajar o traes un problema hormonal desastroso...

Al menos yo me siento así, cuando me pasa eso...

ophelias dijo...

Pues no, no me va a bajar pronto, así que debe ser hormonal (que para el caso, las dos opciones son lo mismo, no?). La cosa es cómo evitarlo :S