miércoles, febrero 08, 2006

doctores y personas

¿Cuál es la diferencia entre un doctor español y uno mexicano? ¿Qué es lo que hace que un posgrado sea de excelencia? ¿El valor de la persona es directamente proporcional al título que posee?
Hoy en la mañana, platicaba por teléfono con Gaby. La distancia entre Victoria y Guadalajara siempre se acorta en el teléfono y más todavía cuando escucho historias de terror universitario.
Entre otros temas lindos que platicamos (la distancia, los amigos, los asesinatos de periodistas en la frontera, el narcotráfico, blabla; cosas de todos los días), retomamos el post previo sobre el noruego y el copy paste.
Pos resulta que en la UdeG, en el lindo doctorado que estudia mi amiga, las cosas son tan tétricas como que un coordinador de posgrado se niega a escribir una carta para que un alumno solicite una condonación de una parte de la colegiatura. Como si el dinero fuera a salir de su bolsa y como si no entendiera que con los 10 mil pesos que da CONACYT de beca no alcanza pa vivir y estudiar de tiempo completo.
Que en el Iteso las cosas siguen como cuando me fui. Y los extranjeros están ocupando posiciones, tienen las plazas y privilegios, que los nacionales, con formación similar ya quisiéramos pa un ratito.
Que acá en la UAT las cosas no pintan mejor, porque los doctores españoles, y uno que otro colado de otras naciones de la Comunidad Europea, ganan mucho más que los nacionales, y sus credenciales no son, en muchos de los casos, mejores que las de la gente de acá.
Así que yo, cual Mafalda, me subo a mi sillita y pregunto: ¿Por qué este trato tan poco equitativo?
Desde mi humilde opinión, lo que hace diferentes a doctores españoles y mexicanos, aparte de los obvios contextos culturales, es que los mexicanos tienen, por lo menos dos años más de preparación académica y una comprensión del entorno que muchos de los foráneos no alcanzan a percibir desde las alturas en las que están instalados (es evidente, como bien lo comenta Luiza, esa falta de ganas de querer comprender la cultura del país que los ha acogido, de meterse, de ir a fondo... desde el lenguaje, la comida y las cosas raras como la burocracia). Con una falta total de sensibilidad, se autonombran superiores y desdeñan todo lo que no huela a paella (y esto no es sólo una frase más, los he oído quejarse de que el pan, sí, el pan no lo hacen como allá, que comer tortilla es terrible, que los vinos acá, que si los vinos allá. Carajo! Si no les gusta, si no se acoplan, que se larguen!). Sé que sueno xenofóbica, y no desearía que se me confundiera como tal, pero la triste realidad, al menos la que yo descubro en torno mío es esta. Tengo buenos amigos extranjeros. Trabajan en México y sé que son gente de valía. ¿Pero por qué preferir un francés frente a un mexicano con perfil similar? No lo entiendo y me pone verde. Este asunto de dime quién te protege y te diré qué tan rápido subirás, cual es el caso de varios del Iteso, me revuelve el estómago. Por último, ningún título ha probado que una persona sea mejor que otra. Eso es clarísimo. Cuando mucho certifica cuánto tiempo hizo una(o) haciendo plancha en un aula y ya, pero si hablamos de calidad moral y académica…

1 comentario:

Nana dijo...

puntualizo... la lana del conacyt no es de a 10 es de a 8