jueves, abril 27, 2006

Obsesiones: Anne Perry

Muchos conocen mi afición a la novela policiaca (al menos mis cuates). Desde niña me chuté todo lo que cayó en mis manos de Conan Doyle, Agatha Christie, Raymond Chandler y George Simenon (mi mega héroe no es –hasta la fecha- Sherlock Holmes, sino el comisario Maigret, salido de la pluma del escritor francés Simenon). Por supuesto que he leído desde las aventuritas de Perry Mason (me vale, a mí me gustan) hasta Paco Ignacio Taibo II, pasando por todo lo que quepa en medio, más pa’lante y pa’trás.
Sin embargo, desde hace un año, una mujer me tiene cautiva. Desvarío frente a la espera de las citas poco frecuentes y muy aisladas entre sí que en ocasiones tengo con Anne Perry. Ésta británica me tiene seducida a través del personaje de William Monk, un policía detective inglés que - aprendemos en su primera novela- ha perdido la memoria en un desdichado accidente.
El setting de esta serie (de ahí el jodido enganche, llevo diez novelas leídas y apenas creo que voy a la mitad) es la Inglaterra Victoriana. Perry traza un retrato fabuloso de los contrastantes ambientes de esa época. Poco se le escapa; y en cada nueva entrega, la autora va colocando ladrillos en una espléndida y muy completa reconstrucción literaria de una historia cultural tan compleja como la inglesa decimonónica.
Acompañan a Monk en sus andanzas y resolución de crímenes, la voluntariosa enfermera Hester Latterly y el charming and proper abogado Oliver Rathbone, con los que se cierra el triángulo que, además de suspense policiaco, agrega la pizca de romance que me tiene al borde de la desesperación.
Anne Perry además, escribe otra serie policíaca ambientada en esta misma época, cuyos protagonistas son el matrimonio formado por Charlotte y Thomas Pitt (de ésta ya tengo mi primer novela, pero aún no he empezado a leerla) y una serie relacionada con la Segunda Guerra Mundial.


Anne Perry: Oficial website, donde se listan todos sus libros, biografía, sitios varios y ligas.


P.D. ¿Se acuerdan de aquella película con Kate Winslet y Melanie Lynskey llamada Heavenly Creatures, sobre unas amigas en Nueva Zelanda que asesinan a la madre de una de ellas? Pues el personaje de Winslet está basado en la vida real de A. Perry cuyo verdadero nombre es Juliet Hulme.

7 comentarios:

zazila dijo...

Conoces a Pepe Carvalho? es un detective privado, español... la serie empieza con Yo maté a Kennedy y Carvalho ha sido de todo, desde comunista hasta agente de la CIA... protagonizó novelas durante más de 25 años. Solamente he leído una: Quinteto de Buenos Aires, pero pienso chutarme toda la serie.

ophelias dijo...

Pues mira que no lo conozco, pero lo buscaré. Gracias por el dato! (Quién es el autor???)

zazila dijo...

Manuel Vázquez Montalbán

Nana dijo...

¡ utala ... 'ora sí que las pistas que me acercan más a "este caso" son haber leído algunas páginas de Taibo II (que no termine porque me dieron harta hueva) de ya ni me acuerdo que (que no es raro porque no suelo acordarme de muchas cosas), y ah decir ¡ah, claro! pensando en la película de Peter Jackson (que por cierto me tiene harto desilusionada con el Kong)... lo que me intriga es: en qué aspecto inspira la vida de la fulana el personaje ...digo porque la película es de mello

Nana dijo...

¡ utala ... 'ora sí que las pistas que me acercan más a "este caso" son haber leído algunas páginas de Taibo II (que no termine porque me dieron harta hueva) de ya ni me acuerdo que (que no es raro porque no suelo acordarme de muchas cosas), y ah decir ¡ah, claro! pensando en la película de Peter Jackson (que por cierto me tiene harto desilusionada con el Kong)... lo que me intriga es: en qué aspecto inspira la vida de la fulana el personaje ...digo porque la película es de mello

ophelias dijo...

Er... ¿cómo te lo digo? Pues Perry fue una de las dos homicidas. Purgó condena por la muerte de la madre de su amiga (junto con la amiga, por supuesto). Sí, de meyo.

Ministry of Silly Walks dijo...

Yo algo sabía cuando vi la película que Juliet Hulme era escritora, pero no tenía idea ni del género ni de la trascendencia de sus novelas.