viernes, diciembre 30, 2005

Debrayes de madrugada

Dicen mis amigos que tengo una obsesiva compulsión por clasificar mis cosas. Clasifico mis libros, clasifico mis cds, clasifico mis películas, los archivos en la computadora…
Esto viene a cuento, porque, después de una larga jornada de edición que nos aventamos Blanca y yo, y ya más tarde Paco también, a mi amiga se le ocurre lo que sólo podría ocurrírsele a ella:

Blanca: ¿No sería chido que Claudia tuviera chingos de pelados, así como tiene películas?
Paco: ¿Cómo, cómo, cómo?
Claudia: (Frunce el ceño y pone cara de estúpida, ignora el comentario y vuelve a ver el monitor de la computadora)
Blanca: Sí! (Mira hacia arriba, en un punto vacío) Y que los tuviera clasificados: Los fresas, los guapos, los nerds, los junkies y así. Y luego vengo y ‘ay! Ya te compraste ese! Es nuevo, verdad?’
Claudia: (Entra en el juego) Sí, lo compré junto con ese lote de junkies que estaban en oferta, vienen con churro incluido.
Paco: … (sigue discretamente con la mirada el punto hacia donde ve Blanca).
Blanca: ¡Estaría chido! Préstame ése y ése y ése, éste otro no, porque está muy aburrido, te los regreso el fin de semana junto con las pelis.
Paco: ¿Y dónde me pondrías a mí?
Claudia: En el cajón de los amigos, en el del último recurso.
Paco: ¿Qué? ¡No marches!
Claudia: Sí, es el que estaría atiborrado de cuates y que no quieres nada con ellos. Ahí estarías tú, Chuy, Mussy, ya sabes, la banda.
Blanca: ¡Ay, sí!

Habrán de disculpar, pero estos debrayes sólo pueden ser producto de 10 horas de edición, dos litros de refresco, un chorrito de bacacho (yo), algo de marraneo con la comida y una cajetilla de cigarros. Prometemos no volverlo a hacer.

P.D. Feliz Cumpleaños JF!!!

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