martes, marzo 14, 2006

Oops, I did it again!

Pues sí, lo hice de nuevo. Volví a perder mi tarjeta de nómina.

El sábado, Andrea, la felicidad de mi casa, trajinaba de un lado a otro poniendo orden en el desmadre de la semana cuando distinguí un par de películas encima del televisor. Y ahí caí en la cuenta de que había olvidado entregarlas desde el miércoles. El pensamiento aterrador de tener que pagar 60 pesos o más por una pendejada mía me paralizó por unos segundos, pero me repuse. Tomé las películas junto con unos libros que tampoco había devuelto de la biblioteca desde hace mes y medio (sí, soy terrible) y salí disparada a la calle. Entregué primero los libracos y gracias a que soy cara conocida en la biblioteca no me cancelaron mi credencial. De ahí, al Blockbuster. Llegué muy tranquila a pagar mi deuda y haciendo un cálculo rápido de mis activos, decidí pagar con la tarjeta de Banorte… pero oh, sorpresa, no la encontré por ningún lado. Vacié mi cartera y nada. Allí estaban la tarjeta de débito de serfín, la Amex, la hsbc, pero de la nómina banorte, nada. Había desaparecido misteriosamente.
Crucé los dedos y entregué la tarjeta de serfín que oh, milagro de milagros, pasó sin problemas. Resuelto el asunto de las películas, me dirigí a mi casa para tratar de resolver el enigma de la desaparición de la tarjeta banorte.
Y la busqué y la busqué y la busqué sin resultados positivos. Mi natural astucia me susurró al oído “haz una transferencia”. Claro! Transferiría un dinerillo por Internet de mi cuenta de banorte a la serfín y lixto, me olvidaba del asunto (eso de pagar 100 pesos por la reposición del plástico nomás no me late). Así que el lunes, me conecté, dispuesta a hacer la transacción, pero ¡error!, se necesita para ello la liberación de los parámetros de seguridad para hacerlo.
Hoy, saliendo de mis clases, me dirigí al banorte más cercano para 1) hacer que liberaran los dichosos parámetros y 2) de pasada recoger mi token que me permitiría evitar tanto embrollo en el futuro. Pues ni una cosa ni otra. El ejecutivo que amablemente me atendió, me informó que necesito mi tarjeta (sí, esa, la misma que he extraviado) para hacer el trámite. Me carga el tren. ‘Ora de puro coraje me espero hasta fin de mes, total, ya mañana pagan en la universidad y tendré cash en la tarjeta de serfín de nuevo… y que se friegue la banorte, ya veré luego qué hago con la dichosa cuenta. Kaput!

1 comentario:

Anónimo dijo...

hey yo también suelo ser despistada y mi blog, se llama cosas cotidianas...

Que casualidad...