martes, mayo 30, 2006

Puebleando hasta Canadá IV.

Día 4. Mayo 29. Desperately seeking Bill Chandler o Un día con mexicanos.

En Havana, Georgia, buscamos a Chela, la concuña de Luiza. Ella trabaja para un vivero (que acá, la comunidad latina llama nursería). No tuvimos mayor dificultad para encontrarla. La mayor parte de los trabajadores de este vivero son hispanos y afroamericanos (o “morenos” como les llaman los mexicanos) que se dedican al cultivo, cuidado y transporte de las plantas. La faena es agotadora pues implica estar bajo el rayo del sol desde temprano en la mañana hasta la tarde. Las mujeres cargan las macetas con los brotes de un lugar a otro, cuidan las plantitas y platican poco entre ellas. Hay mujeres de México y Guatemala, principalmente. El problema para Chela es que no puede comunicarse con todas. Ella no habla inglés y muchas de las mujeres no hablan español: “muchas son de Chiapas y no les entiendo, hablan muy raro, hablan mejor inglés que español, no entiendo; hablan muy rápido” nos dice. Parece que hablan tzotzil o tzetzal, la verdad es que no pudimos descubrirlo.

Luiza deseaba encontrar a Medardo, el hermano de Manuel, su pareja. Chela pidió permiso y se fue con nosotras para tratar de encontrarlo en Cairo, Georgia donde él trabaja. Chela no maneja, y parece que poco conoce los caminos. Llegamos a Bainbridge por error y de ahí retomamos el camino a Cairo.

Nuestra primer parada fue en el trailer park donde viven. Un lugar donde la mayoría de sus habitantes también son hispanos. Pero ella socializa poco con sus vecinos. No tiene teléfono, así que tocó algunas puertas para conseguir un aparato y comunicarse con Medardo. Después de hablar con él, emprendimos el camino para encontrarle con las direcciones para llegar hasta su trabajo.

Medardo trabaja para un rancho ganadero . El rancho de Bill Chandler. Preguntamos en más de cuatro casas a lo largo de varios kilómetros de camino. Simplemente no encontrábamos el famoso rancho. Por fin, después de dos horas más o menos, llegamos. La primera figura humana que vimos fue la de Medardo (a quien aquí se le conoce simplemente por Jesús), que limpiaba los vidrios de una camioneta. Después de los saludos y presentaciones, conocimos a la familia de Bill Chandler: Bill, Jackie y Christie, quienes resultaron ser de los más agradables y lindos. Raptamos a Medardo y nos fuimos a comer.

En el centro de Cairo, comimos en un restaurante de comida china. Medardo nos platicaba de sus tierras en México que están siendo cuidadas por su hijo. Chela preguntaba y platicaba sobre su hija Linda, que estuvo con ellos por un breve tiempo y que regresó a México a casarse. Así, entre preguntar por la familia en el sur y la vida en los Estados Unidos, se nos fue la hora de comida. Luiza intentó pagar la cuenta, pero Medardo simplemente no la dejó. Chela tackleó a Luiza y no hubo poder humano que permitiera que Luiza pagara el consumo.

Regresamos al rancho. Allí, Luiza mostró a Chela y Medardo fotografías de la boda de su hija a la que no asistieron. El rostro de Medardo se iluminaba al momento de reconocer los rostros de amigos y sobre todo, familiares, foto tras foto. Jackie nos acompañaba y preguntaba ocasionalmente por algún personaje en las fotos o por alguna contextualización.

Al terminar de ver las fotos, Medardo nos llevó a conocer el rancho. Es un lugar muy grande. En este momento, no había más que dos toros de cuerno largo, porque parece que no es temporada de compra-venta. Lo que sí había, eran caballos. Después de mostrarnos meticulosamente los stalls, nos llevó a alimentarlos. Y ahí, simplemente enloquecí. Paseábamos en un carrito y Medardo perseguía a los caballos para hacerles entrar a las caballerizas. Conocimos a Susie, una hermosa yegua pinta con un terrible tumor en la pata; Nacho, un palomino increíble y a “La perra”, una yegua canela impresionante con un carácter peor que el mío con PMS. Había más caballos, pero he olvidado sus nombres. Lo que sí recuerdo, es que Baby Susie (hija de Susie, por supuesto) intentó comerse mi tenis mientras tomaba fotos y un poco de video. Fue genial. Toda la experiencia fue genial. De las caballerizas, Medardo nos llevó a conocer el molino y las oficinas de Bill Chandler donde nos refrescamos un poco.



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Después de dejar una nota de agradecimiento para Bill y su familia, volvimos al trailer park donde Medardo y Chela viven. Fuera de “la traila” Medardo mantiene un pequeño huerto con albahaca, pepino, tomate, hierbabuena, frijoles, y por supuesto, chiles jalapeños.

Era el momento de la despedida que este par de mexicanos prolongaban (esperaban que nos quedaríamos varios días, a pesar de que les habíamos informado de nuestra intención de seguir viajando ese mismo día). Con la solemne promesa de enviarles las fotos que habían visto, teléfonos y direcciones en los bolsillos, nos despedimos de ellos.

Quizás Cairo, Georgia no se encuentre en ninguna guía turística. Es posible que el rancho de Bill Chandler no sea para muchos la idea de paseo que esperan, pero este día, ha sido insuperable.


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Día 5. Mayo 30. Sweet Savannah.

Savannah. La ciudad de Lady Chabliss, la banca de Forrest Gump, y la primer versión de Cabo de Miedo (aquella con Robert Mitchum que nadie menor de 40 años ha visto). Savannah, la capital y primer ciudad de Georgia, es hermosa. Una ciudad que deseaba conocer desde hace tiempo. Una ciudad que no me ha decepcionado.

Llegamos alrededor de las 3:30 pm y encontramos un hotel muy nice en el centro histórico. Después del registro, comenzamos a buscar un lugar dónde comer. Un par de cuadras adelante del hotel, entramos a un pub irlandés muy agradable en el puerto, con vista al río. Mientras engullíamos un reuben sándwich con cornedbeef en pan de centeno acompañado de papas fritas (y la dieta? Bien, gracias!... sé que habrá alguien salivando por ahí), observábamos los barcos cruzar frente a nosotros desde la barra del pub. Por cierto, el servicio a clientes por acá es de súper lujo.





Salimos de ahí con los estómagos satisfechos y con la suficiente energía para caminar por la ciudad. Recorrimos el muelle, disfrutando de la arquitectura y el descubrimiento paulatino de los parquecitos con que cuenta esta zona (y toda la ciudad, aparentemente).





El centro te llena de arquitectura victoriana con fuertes reminiscencias españolas y francesas. (Pinches españoles, diría Luiza, “they were everywhere”). Algunas estructuras tienen un dejo similar al de Nueva Orleáns o Tampico; estas ciudades ocupadas primero por las tropas hispanas y después por las francesas, sin embargo, lo que marca la diferencia en Savannah, es la sobriedad de la influencia irlandesa. Un sutil dejo de moderación que te envuelve mientras observas los robles sentada en alguna de las bancas de las plazas.




De regreso al hotel, hicimos una parada estratégica en el Moon River Brewery donde probamos unas chelucas de la casa. Volvimos al hotel y mientras Luiza se daba un chapuzón en la alberca, yo decidí hacer una pequeña caminata más por los alrededores. Pasadas las 10 de la noche volví a nuestro cuarto. Por hoy, hemos decidido disfrutar de las comodidades de nuestro hotel y aprovechar el acceso ilimitado a Internet. Ya mañana veremos.

3 comentarios:

La Ma Ru dijo...

mendiga jija, si ya de porsi se nos antoja el viaje y todavia nos lo restriegas... jaja... q padre esta sonando todo, me da gusto saber q aun q no sea la fancy shmanzee de los tours encuentran placer en lo cotidiano y mundano. Que bonitos estan los caballos, y dile a Luiza q Medardo esta igualito a Manuel!!! que impresion! bueno, a ver si ala otra le dejas el sonido a tu video no? porque asi nomas mudo pues como q no...
Besos

Nana dijo...

qué lindas flores, que chidas vacas, yo quiero un caballo... dónde está la foto de cuando te sentasté donde Tom ...

ophelias dijo...

cuál foto? :-S